Sal especial para piscinas para usar con cloradores salinos compuesta por Cloruro de Sodio al 99%.
La electrólisis salina es el proceso de desinfección del agua que más se está imponiendo en los últimos años en Europa y EEUU, tanto por la calidad del agua, como por la facilidad de mantenimiento y la menor manipulación de elementos químicos.
Mediante la célula de cloración se realiza el proceso de la electrólisis por el cual la sal, Cloruro de Sodio (NaCl) se transforma en Hipoclorito Sódico (NaClO) (cloro líquido) el que queda disuelto en agua, que es un potente desinfectante que destruye prácticamente todos los microorganismos que pueda tener el agua de la piscina.
Es muy importante que no baje la concentración de sal, para que el clorador salino funcione correctamente. La sal no se evapora, pero sí puede bajar su concentración si hace muchos retrolavados del filtro.
La cantidad de sal a añadir debe ser la que recomienda el fabricante de su clorador. Por lo general, y como referencia, se deben mantener del orden de 5 kg por cada metro cúbico.
Si el agua mantiene una concentración muy alta de sal, vacía ligeramente la piscina y añada agua nueva.
En las piscinas con clorador salino es muy importante medir frecuentemente el pH del agua, ya que la cloración salina por norma general suele subirlo. El ph debe estar situado en valores cercanos a 7,2 para que resulte confortable y para el buen estado de los aparatos técnicos del control del agua y de los propios elementos de la piscina.
Si el pH es bajo, es decir, el agua es ácida, el electrodo del clorador salino se deteriora más rápidamente (cualquier elemento metálico que esté en contacto con el agua), el vapor de cloro aumenta y se irritan la piel y los ojos de las personas. La solución es añadir líquido elevador (pH+).
Si el pH es alto, el desinfectante pierde su efectividad y se consume más, proliferan las algas, también se irritan la piel y las mucosas. La solución es añadir líquido reductor (pH–).
La concentración o cantidad de sal que hay en el agua no es suficiente como para irritar nuestros ojos o nuestra piel. El agua debe quedar levemente salada (5kg/m3), mucho menos que la sal que hay en el agua de mar (18Kg/m3), y una cantidad similar a la que puede haber en una lágrima.
Sacos de 25 kg